viernes, 4 de febrero de 2011

No sé poner títulos

Es curioso como determinados momentos de mi vida han pasado desapercibidos, externos, sin que haya tomado conciencia de su verdadero significado. No logré comprender que esos momentos  fueron un parte aguas, la disección de un camino, que significaron mucho más que una simple rebanada de cotidianidad.
No recuerdo el instante ni la razón por la cual comencé a leer, el inicio de uno de los grandes placeres de mi vida, una afición que raya en la enfermiza necesidad. No recuerdo cuándo la literatura se convirtió en mi interior en un motivo de catarsis, de un renacer continuo.
No sé cuando comenzó a ser para mí un glosario de razones para vivir, de lo que sí puedo estar segura hoy, ahora es que un libro, una carta, un poema para mí significa mucho más que papel y letras, son los ideales de un soñador, los pensamientos de un amigo, la vida y memorias de un igual.
Creo en la literatura como catalizadora de paz, de cambio, de sueños, de alternativas caprichosas y utópicas a una realidad con la que no estamos de acuerdo.
Nelly García



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