jueves, 10 de febrero de 2011

Todas tenemos algo que decir




Recibí una invitación de una señora querida amiga mía para escribir en este blog, en palabras de Grecia: “queremos mujeres que tengan algo que decir…”
Siempre he creído que totas las mujeres tenemos algo que decir, somos educadas para decir algo, para reconfortar, para sonreír, para empatizar, para hacer la vida de quienes nos rodean más llevaderas; las mujeres hablamos por Naturaleza, con palabras a veces, pero siempre con las manos, con los gestos, con los pasos a veces firmes y a veces no tanto que nos llevan a nosotras mismas.
Así mi abuela siempre sabía que decir “las palabras justas, las exactas”  mi abuela que todo lo observaba, que todo lo sabía. Reconocía a cada miembro de su estilpe por el solo sonido de sus pasos, sabía de la vida, de la muerte, de cocina, de amor, de tristeza pero sobre todo de la vida.
Luego Vanesa, la pequeña hija de una de mis mejores amigas, siempre tiene algo que contar –Fíjate Tania, que en la escuela me han puesto a hacer equipos con mis compañeros, no me gusta trabajar en equipo… porque los niños no trabajan nos dejan hacerlo todo a nosotras.  Y mi amiga Diana ya tiene novio, yo le digo, ¿Cómo puedes besarlo? ¡Qué asco!-
Mi madre hablaba poco, pero vaya que tenía que decir; con ojos grandes a todo juzgaba, escudriñaba para entender, soltaba de pronto carcajadas burlonas ante las malas jugadas de la vida, se encargo de gritar ante las injusticias pero sobre todo de hacer algo al respecto, no hubo mutis que la contuviera.
Mis maestras que han sido muchas, han tenido  todas una voz cuadrafónica, mujeres hechas en horas de clase entre aulas y muchachos desgarbados, entre lecciones y risas, entre pasillos con cigarrillos que contienen charlas y enseñanzas mas grandes que las materias que imparten, profesoras que se desmenuzan al pasar por las butacas dejando un poco de su vida en cada chico que las recuerda.
Mis alumnas, que son hermosas todas… inicios aguardando, jovencitas que todo lo dicen con un hola, chicas que esperan apenas un cuestionamiento para decirse. Hablan de todo menos la clase; logran compartirse, son el recaudo de sus familias, están aprendiendo quienes son, como son.
Lo mismo la señora de las tortillas, que una taxista que me lleva a casa o la cajera que me atiende en el banco, todas tenemos algo que decir, porque tiene que ver con nuestra vida, con la forma en cómo vemos el mundo, con como otras mujeres a lo largo del tiempo también han hablado con nosotras.
Al final todas tenemos algo que decir… todas necesitamos expresarnos, transmitimos con nuestra voz y con nuestra conciencia, verbalmente mujeres somos.

Tania Martínez

No hay comentarios:

Publicar un comentario